martes, 21 de febrero de 2012

Las inteligencias calladas


Imagen de Mena (del blog Verdades y mentiras oficiales)

Ver la violencia en la acera de enfrente y no pensar que puede cruzar la calle es como dejar caer a pedazos la conciencia.
Aunque justifiquen los golpes, aunque se encojan de hombros, aunque caminen apacibles entre los escombros, un día tendrán que tomar posiciones.
Porque en algún momento cercenarán sus sueños, arruinarán sus derechos, reventarán la paz que tenían puertas pa adentro y entonces deberán elegir, sacar pecho y tomar aire.
Porque esas calladas inteligencias, esas que apenas parpadean cuando la sangre cae a borbotones o cuando las cárceles se llenan o cuando el hambre se esparce a todo trapo, esas inteligencias a tiempo lento, llenas de sal y de arena, que saben callar mientras afuera crecen las voces que condenan la miseria. Esas podridas inteligencias, un día tendrán que tomar posiciones por ovarios o por cojones, tendrán que hablar claro, decir dónde estaban el día que otros empezaron la pelea.
Tendrán que rendir cuentas por su conducta errante, por llevar la mudez a cuestas, por lavarse los ojos, por atarse la lengua y las ideas.
Y ese día sabrán que llegaron tarde, que tener los labios sellados es de cómplices o de cobardes y que es mejor decir en voz alta el nombre de cada uno de los horrores.
Ese día sabrán que quien se atrinchera en la indiferencia se encadena y entrega las llaves a quien, seguro, las entierra.

domingo, 19 de febrero de 2012

Los costureros


Viñeta de Kalvellido

Es repugnante el discurso que mantienen los costureros, hábiles con la palabra y la tijera nos han dejado en pelotas, con nuestros derechos tirados en el suelo convertidos en jirones inservibles y a pesar del crimen evidente, son capaces, tan cínicos, de insistir diciendo que vamos por el buen camino.
Muestran la reforma igual que se enseña un vestido de oro y sus ideas sólo son formas de hacernos pagar por nuestras propias jaulas.
El problema está en los que no se dan cuenta, en los que dejan caer la elocuencia de estos charlatanes como si nada. Como si fueran extravagancias a las que los ciudadanos de a pie nos podemos ir acostumbrando.
Pero esto no es posible, no nacimos para ver cómo pagan al contado con nuestras servidumbres, no nacimos ni para el yugo, ni para el látigo, no nacimos para el silencio ni la derrota.
No vinimos a esta vida para dejar pasar el desafío de una existencia más amable, menos fría, más ruidosa, menos amarga.
Por supuesto, los costureros muestran sus fechorías en el extranjero y esperan aplausos
Y por supuesto, los que nos damos cuenta de que el futuro está en peligro porque el presente ha sido recortado apretaremos el corazón para que se derrame, inmensa, nuestra rabia.

sábado, 18 de febrero de 2012

Vamos a romper las calles


Viñeta de Kalvellido

Los que tienen la casa muerta
y caen despacio
mientras hacen cuentas.
Los que saben que el delito
no es vivir sin primavera,
no es masticar las deudas,
no es apretar los huesos y dejar que pasen las tormentas.
Todos los que saben que el delito es
partir los cráneos en las protestas,
ahorcar las voces,
agriar las horas entre rejas,
matar limpio y despacio por un pobre salario.

Todos los que sabemos que sitiar las plazas
es el precio que se paga
por ser libres ahora y siempre vamos a romper las calles.
Con nuestras manos arruinadas de monedas,
con nuestros gritos abriéndose paso por las alamedas,
con nuestro dolor inquieto por tanta barbarie.
Vamos a romper las calles
porque el hambre es un crimen
y la crisis sólo una coartada
porque las leyes nos ahogan
y esa mala costumbre de atar cadenas a destajo
convierten la esperanza en un lugar adonde nadie llega.
Porque el miedo y sus secuaces espantan en vano
las conciencias que están despiertas.
Porque no nos da la gana que tanto hijo de la grandísima,
tanto cabròn,
tanto pendejo suelto por esas calles que son nuestras
crezca sarmentoso,
coma a dos carrillos
y pudra la vida honrada
de quienes tienen derecho a un mañana.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El mejor momento


Viñeta de Kalvellido

Yo no sé cual es el antídoto para este veneno, pero sí sé que el silencio facilita su discurrir alegre.
Los emputecidos con la reforma criminal, es decir, todos nosotros, pagamos a escote el enriquecimiento de los de siempre. Con nuestra pobreza, con la pérdida de salario y de defensas viables para protegernos, alimentamos unos estómagos insaciables de codicia.
Y callar este dolor y esta injusticia, quedarse mudos, atolondrados, sin preguntas, aceptar como si fuéramos mamelucos, no hacer ruido, caminar con la soga al cuello, ignorar a los rufianes, llorar a solas, olvidarse de las nauseas, escupir para adentro, ignorar esta violenta reforma laboral nos pone el yugo amargo de la mansedumbre.
Andar a la chita callando embrutece y siembra de impunidad el presente.
Da vértigo pensar que este ataque puede pasar de largo sin una respuesta contundente.
Da miedo pensar que un gobierno de violadores podrá salirse con la suya y sepultar la memoria y el futuro.
Da terror imaginar que estos canallas vivirán eternamente sobre los lomos cansados de quienes un día no pudieron ni quisieron alzar la voz, el puño, la rabia.
La calle, las palabras, la historia, nos esperan.
El mejor momento es ahora.

lunes, 13 de febrero de 2012

Las violencias


Viñeta de Kalvellido

Hay muchas formas de violencia, violencias a las que nos acostumbran; tiros en la nuca, masacres, hambrunas, miles de ejemplos de muertes fabricadas lejos, en lugares donde cuentan que la gente es bárbara y lo merecen.
La cuestión es saber identificar aquí esta misma violencia, fabricada con las mismas manos, cumplidora de las mismas órdenes: aniquilar u obligar a rendirse para dejar paso a la codicia.
El presente, ahora, galopa hacia ninguna parte, los trabajadores han sido despojados, fragmentados, divididos, humillados.
Somos parias aferrados a la inútil esperanza de vivir al menos en precario.
Muertes lentas, sin techo y sin trabajo.
Muertes lentas pidiendo turno para las limosnas.
Y esta violencia que convierte en muñones nuestras vidas vive su impunidad atrincherada en las urnas.
Saben mucho de sepulturas los que dictan las reformas. No se asustan porque tienen asegurado un lugar a los pies de su amo y se preparan para el empacho de huesos y carne humana.
Son un montón de mierda escribiendo el epitafio de nuestro destino.
Como si nuestra rabia fuera a quedarse quieta contemplando la esclavitud mortal que nos espera.

viernes, 10 de febrero de 2012

Ser màs de una


Viñeta de Kalvellido

A Yolanda Azparren

Cuando ya el pan ni el fuego me alimenten,
cuando no quede el azar de mi existencia sobre la tierra,
cuando sea polvo o nada,
cuando la violencia de lo cotidiano
no arroje más su aliento fétido
sobre mi voz ni mi canto.
Cuando llegue la paz a estos ojos
y se cierren cansados
y se borren mis huellas
y se olviden mis letras
y me muera de golpe en otra muerte más cierta
entonces quedarás tú con tu hambre de amor y de pueblo,
con tu mundo completo,
con los dementes diarios
que nos hacen jirones sin romperse en pedazos.
Y pensarás entonces, que estuvo bien habernos encontrado,
lanzar al aire nuestros desgarros,
coser el tiempo con nuestros pasos.
Y pensarás entonces que estuvo bien
ser más de una recibiendo nausea a bocajarro,
ser más de una compartiendo el pánico.
Y pensarás, entonces, que no todo el rato
hicimos historia a lomos del espanto.
También día a día, hombro con hombro,
doblegamos al destino
con la alegre esperanza de quien pelea por el cambio.

domingo, 5 de febrero de 2012

Fecha de caducidad


Viñeta de Kalvellido

Nuestro bienestar tiene fecha de caducidad.
La realidad deja su piel en las cunetas para convertirse en una bestia donde los parias, la inmensa mayoría de hombres y de mujeres, deambularemos tristemente por las calles buscando pan, salud, techo, trabajo.
Y contemplamos esta mutación vertiginosa sin darnos tiempo a penas a masticar el día a día y sus espantos.
El cinismo deja su rastro de babas por los parlamentos, haciendo muecas de dignidad y compromiso nos cortan los brazos y la lengua, nos apedrean y desnucan, nos mastican lentamente y sin dentera.
Y mientras, los que mandan, agazapados con su montón de mierda por corazones, manejan los hilos para que nos asfixien en nombre de cualquier democracia rematada a golpe de chequera.
Estamos en pelotas, desnudos de salud, de letra, de salario.
Estamos pese a todo, en pie, y no es momento de derrotas.
El futuro puede hacerse sólo si pasamos la cuenta a los que nos llenaron la vida de deudas, miedo y pobreza.
Nosotros decidimos: El luto de la resignación o la esperanza en rebeldía.
El mañana está en peligro y nosotros también si ahora no elegimos.