miércoles, 28 de noviembre de 2012

La palabra no es una amenaza


Viñeta de Kalvellido
Ya ni la palabra constituye una amenaza.
Todo fue aullado con rabiosa impotencia.
Todas las calles se llenaron de voces exigiendo el fin de la deudocracia, el punto y final del despotismo, de la rapiña, de la extorsión a los pueblos que ni para comer ya les alcanza.
Todo esta dicho pero la palabra sola no basta.
Porque mientras se juntan letras e ideas hay quienes mueren de lástima, hay quienes caen empujados al abismo, hay quienes mendigan o enferman o se dejan matar muriendo en silencio sin que lo sepa nadie.
La pobreza obedece órdenes y se incrusta poco a poco en la piel de los más débiles.
Recorre impúdica los barrios para sacar por la fuerza a familias que no tienen más que frío y hambre.
Acosa, terrible, a quienes no tienen salario. A los que  trabajan a destajo, les coloca el yugo de la mansedumbre,  a los que malmueren esperando un cambio, un guiño, un golpe de suerte, les agarra de las conciencias para que no hablen.
Y así resistimos esta noche larga, llevando a rastras la ternura y los harapos, abriendo en carne viva la miseria para que se vean todas sus heridas, lavándonos los ojos a cada paso, errantes de palabras que ya no son armas, que ya no doblegan, que ya no consiguen debilitar a los canallas que se reparten los cráneos, las casas y el pan, sin cansarse.
Y así, caminando  con esta cruz impuesta, con estas vidas quebradas por caudillos de urna fácil, y de imposible decencia, es inútil la palabra, no les importa.
Ni la que escribe epitafios, ni la que canta.
Y por eso, yo digo, si la palabra reventada en gritos por todas partes, no detiene un solo instante esta violencia cruda ¿cómo haremos para construir un lugar nuevo donde quepa la esperanza, donde podamos amamantarla libremente con justicia?

viernes, 23 de noviembre de 2012

Las muertes blancas


Viñeta de Kalvellido
Antes pensaba que los de abajo nos quedábamos con las sobras de la vida, ahora estoy convencida de que ni siquiera eso. Ni siquiera.
Cada vez está más claro que es cómodo y eficaz darnos muerte.
 Invisibles, desterrados, limosneros, sin salud, sin letra y sin justicia, la metástasis es completa.
A golpe de ley y de impuestos, a fuerza de represión, de castigos insolentes, de impunidad, de descaro, las calles se llenan de harapos, de viejos insolventes y desahuciados, de emigrantes enfermos, de seres crucificados por la precariedad.
Y esto es matar limpiamente.
A los francotiradores  no les hace falta plomo, no necesitan afilar los sables, ni soga para las horcas .Las urnas fueron su mejor excusa, la democracia su mejor trinchera y la crisis el arma más masiva de todas las que nos cayeron.
Por eso, a estas alturas, encontrarse  con aquellos que no se hacen preguntas, con esas personas que aceptan este destino trágico y mastican los mendrugos agradecidos y soportan el látigo con estoicismo y no se sienten furiosos por pagar una y mil veces los dolores, por quedarse fuera de las leyes, por recibir ostias a mansalva, es  el golpe de gracia que nos dan en nombre de unos cuantos verdugos.
Porque a todos nos toca morir esta muerte y todos debemos hacerla frente, yo desafío a los mansos y les digo que si no desean cambiar su presente al menos que dejen libre el camino y no nos avergüencen.

 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El ejèrcito de amargura


Viñeta de Kalvellido
Un día  los ejércitos de amargura desfilarán harapientos pero hermosos, mutilados pero cantando, de luto pero esperanzados.
Participaremos de este escuadrón de vida firmes aunque malheridos,
Y no habrá trampa ni soborno posible y todos los caídos, todos, recuperarán su sitio.
Y todas las penas, todas, serán sepultadas junto a la codicia y sus denteras.
Ese día sin infiernos, sin plomo, ni cenizas, sin azufre, ni fósforo, sin fuegos, tendrá castigo cada una de las felonías, Cada uno de los que ordenaron arrancar de cuajo el destino de los niños, de los empobrecidos, de los que no supieron ni quisieron  callar, tendrá que rendir cuentas por su negligente humanidad.
Y sobre este imperio de largos silencios, de profecías siniestras, de justicias caducadas, de impunidades terroristas, se edificará un mundo de ternura, lejos de los olvidos y de sus piedras, lejos de democracias zurcidas con espanto, lejos, bien lejos del metal y de sus deudas.
Ese día sin vértigo, un ejército en harapos, armado con hambre y con coraje desfilará  irredento por  los pueblos.
Y pobres de aquellos que miraron para otro lado mientras este horror en el que sobremorimos andaba errante.
Tendrán que explicar por qué los cadáveres llevan su firma, por qué fueron tan cobardes.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Elogio de la masacre


Viñeta de Kalvellido

Israel hace elogio de la masacre.
Deben creer que su dios es el carnicero de una porción de humanidad, que sus profetas necesitan cadáveres, que derrumbar la vida es el camino que les conducirá al paraíso.
Israel se adueña de la impunidad y enorgulleciéndose de ella insiste en su esquizofrénica violencia.
Amos de la ira, del plomo y del soborno de su economía pasan a cuchillo a un pueblo que mastica todos los espantos, día a día.
Y este terror profundo que sentimos al ver su bandera ondear sobre los cuerpos descuartizados, sobre las casas reventadas, sobre la tierra reseca de esperanza, da nausea.
Más allá de las calaveras, de la carne deshecha, de los muertos, queda un mundo que hoy no es capaz de detener a estos abortos de paz y de justicia.
Queda un mundo inútil, a la deriva, cómplice y testigo de un genocidio, otro más, para avergonzar a nuestros hijos.
Y que no nos vengan con cuentos, son millones los israelíes, muchos los que podrían alzar la voz en nombre de ese dios que pilota drones, que derrama azufre, que revienta niños, son muchos, demasiados, los que tienen suficiente poder como para poner a esta bestia de una puta vez en su sitio.
Si  no ocurre, si no paran esto en seco con la fuerza de su religión, si  sigue perpetuándose, y la guerra es su mejor oficio y las urnas eligen otra vez a un asesino, nos quedará bien claro que los enemigos no sólo son los que tienen nombre y apellidos, también los  que anónimamente los eligen y dicen después: “yo no he sido”.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Los sepultureros



Viñeta de Kalvellido
El infierno existe, sabemos quien es su dueño. Estamos cansados de gritar su nombre hebreo.
Maldito país que  masacra niños.
Malditos los soldados que descuartizan cuerpos que no conocieron juegos.
 Máquinas de matar a quienes no les queda una pizca de humanidad.
Rompen los brazos de los niños para quebrar su resistencia, los matan sabiendo que matar infancias es su mejor medalla.
El corazón se les acelera si aciertan en el blanco, si  los cuerpos están descuartizados, si el terror es una saeta eterna.
Huelen a pólvora, a holocausto,
Expertos en crueldad, vomitan insolencia.
Y no siento pena cuando cae uno de ellos.
No siento que su sangre valga ningún precio.
No creo que sus gritos merezcan ser tenidos en cuenta.
Son hijos de la sin razón, sepultureros de oficio, menores de edad jugando en serio con la muerte.
Y si caen, partidos en dos,  yo lloro por los que cayeron antes.
Cuando brindaron sobre el cadáver de una mujer y de sus hijos, yo lloro y les maldigo por los siglos de los siglos...  

 

Pasar pàgina (reseña del libro "El llanto, la sangre, el fuego" de Rafael Calero


Esta es la democracia, de los que firmaron el armisticio sin memoria, de los que no hablaron en nombre de los sin nombre.
Esta es la democracia de los que  aceptaron de rodillas las condiciones impuestas por quienes devastaron un país que renacía.
No es la democracia de los que tuvieron que esconderse  para poder subsistir en mitad de la felonía.
                                                                        *
Cada pueblo  mira el ayer y se desangra, cada pueblo tiene ojos en la espalda.
Cada pueblo se convierte en pueblo a la deriva si olvida las vidas que fueron empujadas al horror de una muerte vengativa y gratuita.
                De esto habla el libro de Rafael Calero.
De cómo es urgente seguir el rastro dejado por el espanto para que no se apuntale más  impunidad, para que no mueran más veces nuestros muertos.
Este libro señala el pus que se amontona bajo  cicatrices cerradas  a golpe de transiciones cobardes.
El autor mete el puño en esas llagas. Y lo saca lleno de llanto, sangre, fuego y palabras.
No todos los libros son necesarios.
Sì son necesarios aquellos  que desatan la afonía, que arrancan de cuajo la mordaza de esta democracia hipócrita que ahogó  el recuerdo de miles de seres humanos que  fueron pasados a cuchillo, tiroteados en los cementerios, semienterrados en las cunetas con el brazo izquierdo fuera.
Este libro es de esos pocos que sobreviven a la hoguera, que no se convierte en polvo, en ceniza, en nada.
Se queda incrustado donde la memoria cerró los ojos resecos y allí permanecerá hasta que  los abra y pueda llorar al fin, todas sus lágrimas.

martes, 13 de noviembre de 2012

Tragarse la lengua


Viñeta de Kalvellido
Tragarse la lengua
para exiliar las palabras en el foso trágico de las gargantas que no dicen nada
es tragarse, podrida, una vida que  claudica.
Callar hoy la amargura, el escalofrío, la pedante felonía que  avanza paso a paso,
es deshuesar los sueños y sus gritos
para sepultarlos deprisa en las tinieblas de la cobardía.
Bajar la voz,
cerrar  la casa por dentro, agriar el pan que se mendiga,
oxidar el compromiso con quien  maldice esta lenta profecía de respirar  a plazos, despacio, de prestado,
es matarse poco a poco
ciego, mudo, esclavo.

 Dejarse sobornar por el espanto
y ver al que lucha como un estorbo,
alguien que merece el látigo, el castigo
es morir para los otros.
 No dejar que la voz acompañe
tu dolor, nuestra impotencia,
los epitafios ásperos con los que
nos amargan los días
es ceder los hijos
para que hagan con ellos
dóciles cadáveres
que solo trabajan.

 Y ya no tienes tiempo para ser neutral.
La quietud de tu silencio
masacra
a quienes apuestan
por un mundo sin canallas.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El batallòn


Viñeta de Kalvellido
Es como si este gobierno estuviera diciendo con voz muy clara: ustedes van a ser desangrados, se pongan como se pongan.
Y reciben aplausos, golpecitos europeos en la espalda y todos tan contentos.
El crimen ha venido para quedarse mucho tiempo, le han preparado una guarida protegida por ideas viejas de no violencia, de clasismo rancio, de estoicismo peligroso, de mansedumbre ciega.
Y joda a quien joda, mate a quien mate, arrase, diezme, masacre, se hace, por cojones, lo que manden.
Nos han declarado la guerra.
Han arrasado nuestras casas, nuestras fábricas, nuestros hospitales, nuestras escuelas.
Han exhibido, obscenos, su poderosa violencia.
Y nos encadenan con la amargura de vivir esta vida sembrada de deudas.
El presente es un campo de batalla, el enemigo cuenta con  mercenarios blindados en las urnas a quienes no les tiembla el pulso cuando caen y caen los cuerpos muertos  de desesperación, de impotencia, de miseria.
Y que no nos vengan con más cuentos, su propósito es construir sobre esta tierra devastada de humanidad un lugar dócil  donde   los emputecidos, los parias, los invisibles, los de abajo, pidan por favor, por caridad, pan o trabajo y si lo exigen, lo reclaman, lo toman por las malas serán decapitados con las leyes en la mano.
Este es nuestro mundo ahora mismo, dejémonos de eufemismos, de discursos tibios, de lenguajes conciliadores, en nosotros está defender la dignidad de quienes no nacieron para esclavos, de quienes saben muy bien que el imperio avanza con su corte de sicarios.
Está en juego la vida, no es tiempo de esconderse en amarguras, la calle silenciosa espera que revienten de una jodida  vez los alaridos.

 

martes, 6 de noviembre de 2012

La excusa perfecta


Viñeta de Kalvellido

La democracia de hoy día es una amenaza para los pueblos, es la excusa perfecta para vestirnos con harapos y ponernos en la calle a mendigar pan y trabajo.

Obligada a travestirse, cortesana y sin modales, lleva escrita en la frente la palabra muerte.
Y cada cuatro años pasea indecente su cráneo deformado, su calavera.
Lo cierto es que estamos hartos de repetirlo, de insistir con este estribillo; nadie elige la pobreza, nadie, que yo sepa ,elige la tragedia de un desahucio, ni una guerra más allá de las fronteras, nadie, apuesta por las rejas , ni por los golpes caídos igual que metralla en las protestas.
Nadie elige que lo estafen, ni que empujen a los hijos a un futuro sin ideas, nadie puede elegir la enfermedad con el solo remedio del dinero, nadie puede desear que le impongan una cultura inculta, una memoria olvidadiza, una paz a medias, una esperanza que espera y espera.
Nadie, joder, nadie puede ser tan ingenuo como para elegir cada cuatro años a unos canallas autistas que ponen a la humanidad a cuatro patas y le arrancan, con saña, la piel a tiras.
¿Entonces?, ¿Cómo es esto posible?, ¿Cómo permitimos que la impunidad se eternice?
¿En qué momento dejamos de estar atentos, vigilantes, al acecho?
Es una buena coartada para el crimen. En nombre de la democracia, caen los pueblos, caen las vidas.
Cae la libertad y sobre todo, cae de bruces la justicia.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El luto

Los niños visten el luto de los desahucios,

se amontonan, sobre las aceras,
quietos,
contando con los dedos los negros días de este invierno,
los negros futuros,
los llantos negros,
los oscuros silencios.

Los niños, con la rutina agrietada de tanto sufrimiento bajo un mismo techo
envejecen los minutos,
sin juegos
como si no fuera ya el tiempo del amor y la cordura.

A la intemperie se rompen los regazos,
se apuntala el espanto de vivir una vida
con solo miedo y harapos,
con sólo malos presagios,
con sólo una infancia rendida a los pies de los embargos.

A estos niños
no les llegó una pizca de justicia en el reparto.
No alcanzó para ellos un poco del abrigo
que prometen, insolentes, las cruces, los martillos.
Ni la piedad ni la utopía quisieron
devolver al niño lo que es del niño,
expropiar de cualquier modo para ellos
un lugar donde nunca llueve.
La infancia
viste luto en las aceras,
las palabras no apedrean

y este mundo,
tan total y tan obsceno como la muerte,
crucifica la infancia
y siente deleite.