lunes, 10 de diciembre de 2012

La verdad



Viñeta de Kalvellido
Lo cierto es que llevo días pensando en la fuerza  de la verdad.
En cómo hacer posible que se abra paso entre tantas mentiras vertidas a lo largo de los siglos.
Estamos sentados sobre ellas con naturalidad, las digerimos, incuestionables desde la infancia, las masticamos con calma, las repetimos una y otra vez, como si fueran nuestro aliento y son nuestra derrota.
Yo sé que es doloroso desandar el conocimiento, cuestionárselo todo desde dios hasta la patria, desde la vida hasta la muerte.
Pero hemos llegado a un lugar sin retorno en el que sólo la verdad podrá hacernos libres. Sólo ella podrá reventar las cadenas que ahogan nuestras ideas y no las dejan avanzar hacia paraísos de amor y de ternura verdaderos.
Creo que es urgente rehacer las palabras, todas, vaciarlas del sinsentido que les está otorgando la historia, volver a parir a los héroes y a las heroínas que nunca quisieron ser estampas en camisetas, a los escritores que renegaron de medallas y de flores, a los ideólogos que jamás soñaron con estas rebeldías ordenadas y sumisas. Su verdad era otra.
Su palabra era otra.
Su lucha fue contra un sistema que ahora mismo utiliza su fuerza y la tergiversa.
Respiramos mentiras, mentiras a medias, o completas, mentirijillas, falacias enormes y sangrientas, nos hemos acostumbrado a ellas.
Y ya va siendo hora de usar la verdad para combatir en esta guerra.
Debemos cambiar el curso de la historia.
Los hambreados de la tierra podemos  sin duda, escribirla de nuevo, nuestro destino es la victoria, no quedar para siempre en la memoria como los vencidos, sin razón y sin remedio.

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