jueves, 31 de enero de 2013

Por la mañana


Viñeta de Kalvellido
Todas las mañanas cuando me despierto y empiezo a escuchar las astutas y a veces torpes corrupciones deseo correr a mi poesía para olvidar que vivo en un lugar dirigido por matones, protegido por propagandistas siniestros que rentabilizan sus cortesanas mentiras, adorado por lameculos a los que el poder les hipnotiza, defendido por esa mitad sin memoria que espera la resurrección del paredón y las cunetas.
Deseo vivir en los márgenes de esta realidad, mirar de reojo, dejar que pase la tormenta, hacer como que no veo, no pienso, pero es imposible no oír al futuro acercándose sigiloso y en pelotas.
En pelotas, sí.
Sin un lugar al que aferrarse, tambaleante como un borracho que camina lento y ha perdido el norte.

Todos los  días los empiezo con nausea, con un dolor inmenso en el pecho, con la pobreza en metástasis, con la infancia sin pan, joder, sin pan en tierra de sembrados y riqueza.
Me despierto con ladrones y con viejos harapientos.
Me despierto con asesinos confesos y mujeres llorando sin techo.
Me despierto con reyezuelos impunes ante dios y ante el pueblo.
Me despierto con enfermos de crueldad y con enfermos presos.

Me despierto con tanta mierda, tanto indecencia, tanta gente sin escrúpulos pariendo miseria que me dan ganas, a veces, de cerrar los ojos y otras veces me dan ganas de disparar a bocajarro,toda mi  rabia, caiga quien caiga.

miércoles, 30 de enero de 2013

No nos quedarà el amor


Viñeta de Kalvellido
Dicen que aún nos queda el amor para combatir el ayuno y el frío.
Que con él, es posible el abrazo y la ternura. Los sueños y las estrellas.
Pero ¿quién se atreve a hablar de amor a los parias?, ¿quién sostiene este discurso de yugo y resignación mientras caen los cuerpos abatidos por el hambre y el desprecio?
¿Acaso esos que tienen tiempo para amarse en sus descansos, los que tienen la osadía de vivir de espaldas?, ¿los que mastican el presente de nuestros hijos en harapos?
No nos quedará el amor si no lo calzamos y nutrimos.
Si no lo acompañamos de  una dignidad fulgurante e invencible.
Si no lo transformamos en multitud rebelde.
Pasará de largo si dejamos que nos masacren estos días  de sinrazón, podridos de incertidumbre, supurando felonías.
No nos quedará ni eso, ni una pizca de amor para mirarnos si entre tanta muerte repartida no alzamos su nombre poderoso para desafiar las injusticias.

sábado, 26 de enero de 2013

Despuès de todo


Qué nos puede quedar si
la decencia es hoy una amenaza,
si mostrarse cálidamente humano es un delito poco común,
si la verdad se extingue en este tiempo lento
y en este invierno desaparecen las voces que cantaban  silencios nacidos
aquí y en otros pueblos.

Què nos puede quedar
si en el hueco de los corazones
no quedan dudas ni preguntas,
si renunciamos al  amor
porque no hay tiempo para los abrazos,
no hay vida para la ternura,
no hay cuerpos  ávidos de palabras llenas de fuerza.

 Si  la ruina  nos pudre los labios, el sexo,
el deseo de ser otro y uno a un mismo tiempo.
Qué nos puede quedar
después de la guerra y los escombros,
después del dolor y los harapos
después de la rabia, la sed, los muertos,
si después del salitre de tanta, tanta lágrima,
no somos capaces de olvidarlo todo un instante,
un momento,
un rato,
en sábanas ardientes de orgasmos
para volver renacidos, limpios,
a esta  realidad deforme
donde ser  humano es un fracaso.

miércoles, 23 de enero de 2013

Me gustan los malos


Viñeta de Kalvellido

Me gustan los malos, lo confieso.
Me gustan Chávez, Castro, Otegi y me repugnan Gandhi, Teresa de Calcuta y el Dalai Lama.
En definitiva, prefiero los demonios a los santos.
Los que no dan opción a poner la otra mejilla, ni se consuelan con diositos malintencionados, ni ven en la pobreza un camino de espinas para llegar a un paraíso desahuciado.
Prefiero las palabras a los rezos, la justicia a la limosna, el amor con fecha de caducidad antes que la soledad de vivir con un extraño.
Prefiero  morir cantando que penando,
 el sexo libre al encadenado,
el hambre a mesas servidas por esclavos,
ir desnuda que aceptar harapos como regalo.
Prefiero la verdad completa a las mentiras que nos convierten en mansos,
la diferencia a la indiferencia,
la rabia al silencio mortal,
la dignidad a la sumisión,
los puños y los dientes apretados a la espera incierta de un cambio.
En fin, prefiero todos mis demonios antes que esos dioses que joden de veras en este mundo de falsos.

lunes, 21 de enero de 2013

Los tiros

Viñeta de Kalvellido

Reestrenar la vida cada mañana es descorazonador.
Nos disparan constantemente a las piernas, a las manos, a la nuca, a la espalda y no nos rematan porque aún les hacemos falta.
Los tiros son exactos, certeros, limpios.
Nos dejan heridos, mortalmente, sin poder creer en nada, ni a la derecha, ni a la izquierda, ni en la justicia, ni en la libertad, ni en la democracia, en nada.
Corrupciones antiguas, sobornos, estafas, saqueos puestos hoy sobre la mesa, delatan que más allá de ser delitos realizados por canallas, hay un interés sombrío por convertirnos en descreídos, en maquinarias sin fuerza para enfrentarse a la bestia. En náufragos a la deriva en una sociedad en la que el que cree en algo o en alguien es o tonto o terrorista.
Por supuesto, la ingenuidad no puede servirnos como arma en este mundo de matones y piratas.
Pero tampoco es momento de hincarse de rodillas, ni de dejarse llevar por la corriente, ni es momento de rendirse ante este planificado y metódico desastre donde los valores fueron los primeros desahuciados.
Es una pelea inmensa la que nos espera, reconstruir a las personas que perdieron las ganas, que tienen miedo, que viven crucificados por la desesperanza.
 Será difícil llenar las entrañas de ideas que no han sido emputecidas, violadas, masacradas.
Será difícil reinventarlas, pero no hay nada imposible.
La intención es que nos rindamos, cansados, hartos, para, uno a uno, en solitario, comprarnos como esclavos. ¿Vamos a dejarnos?

domingo, 20 de enero de 2013

La realidad de rodillas

Viñeta de Kalvellido

Yo no sé mirar la realidad de rodillas.
Miro de frente su horror de pueblo desarmado.
Y me lamento,
un lamento tras otro.
Por cada conciencia que no se levanta,
por cada piel que no dice basta,
por cada bandera y piedra,
por cada idea y queja,
por cada mordisco,
guiño,
pellizco,
por cada renglón no escrito maldigo esta mala suerte de penar sin sables,
de llorar a solas, de morir viviendo en calles llenas de hambre.

Y me alegro, es cierto,
me alegro cuando veo ríos de hombres y de mujeres atravesar el silencio para detener las masacres, para frenar la paz que deja cadáveres,
para servir de ejemplo a los empiezan a armarse con dignidad y coraje.

Y canto, es cierto,
también canto cuando miro sus manos empapadas de vida, goteando utopía.

Y entonces, señores,
comprendo que habrá un día, seguro,
en el que este holocausto terrible
llenará su muerte con los caudillos
que nos arrancaron de cuajo el pan y el abrigo.

jueves, 17 de enero de 2013

No acepto

Viñeta de Kalvellido

Yo no puedo aceptar una vida donde,
hebra a hebra, cae la ternura y cuelgan los andrajos.
No puedo apostar por días venideros cuajados de espantosas profecías,
vacíos de primaveras porque los frutos y las semillas hacen señas desde otra orilla.
Yo no puedo aceptar una vida donde el amor escuece por revolucionario,
donde las pieles y los ojos tienen frío,
donde esperamos el turno para tocarnos,
para besarnos,
para hacer con nuestros brazos nudos alrededor de otros cuerpos quebrados por el dolor, descuartizados por la alquimia venenosa de respirar a contracielo en este mundo donde sólo de tarde en tarde nace un “ojalá”, un “tal vez”, un “aún es posible”.
No quiero ver a la gente convertida en paria con las conciencias rasuradas,
con los huesos podridos de indigencia,
con sus lenguas yermas.
Con esta incertidumbre a cuestas.
No puedo aceptarlo, no.
No quiero aceptar esta pobreza tatuada en las ideas.
No quiero esta esperanza que se desespera,
estos sueños limpios que apenas amanecen otra vez duermen.

Porque la vida es otra cosa
quizá sea fuego,
quizá aliento,
quizá apresure el paso si le faltan los espejos,
quizá sea piedra golpeada por los niños
pero esta vida que nos clavan,
esta vida que sufre permanentes emboscadas
por los artesanos del delirio y la codicia
yo no la quiero, no.
No la acepto.

martes, 15 de enero de 2013

La paz, ese asunto tan serio

 
Viñeta de Kalvellido
 
La guerra ha sido declarada en cada rincón del planeta.
Algunas son abiertamente sangrientas, de ejércitos imperiales descuartizando banderas con excusas y falacias fabricadas por expertos entrenados en propaganda mediática.
Algunas otras se alargan  el tiempo conveniente para disuadir a las patrias y demostrar quién es el que manda, quienes tienen el poder y las armas con las que abatir las conciencias que se rebelan.
Algunas otras son silenciosas, manejadas astutamente, peligrosas porque dejan pocas marcas, pocas pruebas: cuerpos suicidados,  vientres inflamados y resecos,   vivos que sobreviven tristemente,  niños huérfanos de pan y de zapatos,  viejos atravesados por un dolor que sólo se remedia con monedas,  jóvenes empujados al desarraigo, errantes y sin familia, exiliados, parias,  perseguidos  en estas falsas democracias de opereta, encarcelados, mutilados, tuertos, disparados a bocajarro…
Todo el mundo, todo, está en guerra. La tierra hoy día es un elogio de la violencia, la brutalidad convertida en oficio.
Y contra esto sólo podemos unirnos, aceptar que formamos parte de lo mismo: un sistema feudal que nos arranca las vísceras.
Si somos estorbo, nos aniquila, si somos útiles, nos perdona la vida.
Y sòlo  bien apretados, hombro con hombro, de la mano, juntos, será posible que los guerreros empiecen a tenernos miedo.
No un miedo transitorio, en un trocito de la historia, no un miedo parcial dentro de alguna frontera.
Un miedo global como global es la guerra.

domingo, 13 de enero de 2013

Bilbo: un sueño

Viñeta de Kalvellido

Hay tanta esperanza por todas partes.
Tanta dignidad recorriendo las calles,
tanto coraje derramado en los caminos que llevan a las cárceles
que ni un sólo momento se quiebran las rodillas,
ni un sólo instante asoma la duda,
ni el llanto se vuelve piedra,
ni la alegría se rompe,
ni resucita la pena.

Aunque a veces, es verdad,
duelen los huesos que están dentro,
duele el secuestro de los enfermos,
duele verlos lejos, duele tenerlos lejos,
duele saberlos golpeados, sin derechos.

Llevamos doliéndonos tanto tiempo,
que hasta los años se hicieron viejos.

Hoy, abrigados por todo un pueblo,
con el calor que emana verlo de pie,
irredento,
al acecho,
sabemos que de nuevo soñareis
los sueños que se pararon en seco:
el sueño antiguo de una justicia sin ceguera
que abra cada una de las puertas que os apresan.

jueves, 10 de enero de 2013

Nadie podrà decir que callamos

Viñeta de Kalvellido

Nadie podrá decir que callamos las rejas
que os dejamos solos existiendo a tientas.
Nadie podrá gritar que estamos enfermos de indiferencia.
Nadie, nadie, nadie, podrá decir
que no gastamos el silencio hasta volvernos locos,
hasta llenar el aire de tantas razones
que será imposible ignoraros más eternidades.

Que nadie se atreva a decirlo.
Aquí está todo un pueblo
deletreando con sus pasos vuestros nombres,
pariendo un mañana con vosotros,
soñando un futuro sin tortura ni cárcel.
Que nadie, nadie, nadie,
 susurre siquiera que os dejamos solos,
huérfanos de tierra y de mañanas.
Que miren,
que escuchen,
que estén atentos a lo que cuentan las calles,
a lo que cuentan las raíces,
a lo que explican, certeras, las canciones.
A lo que reclaman las madres,
a lo que relatan despacio los viejos.
Que estén atentos todo un pueblo, todo,
sus balcones y sus plazas,
sus paredes,
sus palabras
dejan escrito a cada instante que no callaremos
hasta que seáis libres.

miércoles, 9 de enero de 2013

La patria

Viñeta de Kalvellido

En esta España ignorante y patriotera, que se viste de rojo para celebrar con su bandera los triunfos más idiotas, en esta España unida con violencia, con pactos de pana, pelucas y reyes sin sangre en las venas, en esta España llena de fronteras, de constitución impuesta como un toque de queda, de políticos sin ideas con cráneos atentos sólo para ceder el paso a los que nos encadenan.
Con sindicalistas afónicos que con sus martillos locuaces quiebran la lucha de clases.
En esta España, en la que se llama pobres a los empobrecidos, terroristas a los que se quejan, radicales a los que pelean, que dice que vivimos por encima de nuestras posibilidades, que no se asombra cuando se suicidan a las puertas del hambre.
Que dice amén si se rebajan las pensiones, que dice “así sea”, cuando desahucian, que dice “por algo será” cuando llevan a jóvenes a las cárceles.
En esta España, digo, genuflexa y sin memoria, cínica, devota, matarife hay una mitad que revienta. Que no se queda sin aliento.
Que grita sobre los escombros del silencio.
Que acaricia la fuerza que brota de sus conciencias.
Esta mitad, limpia, libre, combativa, asoma a pesar de la propaganda.
Y a pesar de la impotencia, construye puentes solidarios, emancipados, zurdos de veras.
Y a pesar de la confusión que fabrica la izquierda tibia retozando amoroso con traidores, esa mitad pequeña, invisible y peligrosa, tiene coraje suficiente para mirar pa`lante, para resistir los golpes, para, hombro con hombro, plantar cara a este desastre que quiere condenarnos a galeras, o lo que es peor, al tiempo poco pretérito del paredón, la tierra yerma y el miedo sepultándonos poco a poco.

lunes, 7 de enero de 2013

El amor

Viñeta de Kalvellido

El amor cuando es dolor, no es nada.
Cuando duda o miente,
cuando deja el rastro húmedo
y salado de lágrimas en solitario, no es nada.

No es amor cuando trae sólo miradas,
sólo preguntas, sólo malos modales y desgana,
sólo noches en vela, inciertas, amargas.

El amor cuando guarda la distancia bajo unas mismas sábanas,
cuando clava silencios en la espalda,
cuando anda errante buscando caricias, guiños, palabras,
cuando es sombrío, frío, indeciso… no es nada.

El amor es algo, es todo,
cuando apuesta por la vida y multiplica
cuando cierra alguna herida
y vigila el techo, el abrigo, el pan lejos de eucaristías.

Es algo, es todo,
 cuando aparta el musgo del pecho para tocar el corazón,
cuando en su memoria queda risa y alguna que otra canción,
cuando la ternura es la médula,
cuando la ternura es la arteria,
cuando la ternura es cosa de dos.

El amor es algo, es todo,
 si sana,
si exilia la amargura,
  si desahucia la rutina,
si arranca la dentera de estar en medio de esta humanidad casi yerma.

El amor es algo, es todo
si cuando te hayas ido aún me queden ganas
de conocer la verdad amasada con miel y fuego,
el santo y seña de los deseos.

El amor es algo, es todo,
si cada mañana me quedan ganas de invocar tu nombre y que vuelvas.

jueves, 3 de enero de 2013

El tiempòmetro


Viñeta de Kalvellido
El tiempo, la vida fragmentada en sueños y trabajo, casi todos lo vendemos a la baja, o lo cedemos tristemente o lo cambiamos por nada.
Y esas migajas que nos quedan al final de la jornada, cuando ya el cansancio tritura las ganas, cuando queda poca fuerza para empujar el alma, a veces, lo usamos para el amor, para mirarnos cara a cara.
A veces, algunos de nosotros, con esos tiempos desmigados hacemos señas a la esperanza para que nos regale más horas de alcoba, para que nos de una tregua y dure la noche como si fueran mil noches eternamente largas.
A veces también, con ese poquísimo tiempo que el calendario deja caer, oxidado, nos juntamos, bien apretados, para conjurar a la muerte y a sus pasos, para intentar recuperar lo que está definitivamente perdido, para negarnos a ser  computados en horas trabajadas a destajo, para plantar cara a ese tiempòmetro que nos resta alegría, que nos roba salud, que nos deja a la deriva.
Inmensamente agotados.
Sin la alquimia de los corazones latiendo vigorosos por estrenar canciones y utopías.
Por eso, yo, cuando, miro las luchas  de las calles o las selvas o los pueblos o las banderas, pienso en los jornaleros que después del tajo, se unen y conspiran y se rebelan y regalan sus pedacitos de tiempo, lo derraman generosos sobre los relojes y se arrancan el sudor y las cadenas y dejan de lado los músculos tensos, el dolor de espalda, el ruido de las máquinas y sueñan con que un día  no tengamos precio, que es lo mismo que decir, que sueñan con que un día, nadie nos robe tanta, tantísima vida.

martes, 1 de enero de 2013

Los niños y la bestia



Viñeta de Kalvellido
Yo no quiero, mañana, abrir los ojos y ver a la infancia en carne viva. Llenos de caries y de piojos. Tosiendo, meados, desnutridos.
Yo no quiero que les mastique un mundo que ellos nunca eligieron, donde sólo les quede la dentera de ser parias, de ser nada, de ser polvo arrastrado por la ceguera de quien manda.
Yo no quiero verlos errantes por las calles, goteando hambre y desvelos, respirando ignorancia, temblorosos  de frío y hambre. Temblorosos de miedo e impotencia, temblorosos, sin modales, sin canciones, sin escuelas.
Yo no quiero verlos sentados alrededor de  mesas silenciosas vacías de pan y de esperanza, bebiéndose las lágrimas que sus padres derraman como si no se acabaran nunca y nunca pudieran mirarse de frente sin ver el espanto en sus caras.
Yo no quiero una infancia que viva muriéndose sin ternura, sin unos pedazos de tiempo alegre, sin unos abrazos que los proteja de veras de esta noche tan criminal y larga que les espera.
Yo no quiero eso, niños descalzos, niños hambrientos, niños deformes de justicia, niños amputados, mutilados por esta realidad que lleva el futuro a la mierda.
Yo no quiero niños atados de las manos, amordazados, sin ideas.
No quiero esos niños del futuro con el corazón apedreado.
Los quiero libres, abriendo de par en par la risa y las letras, ahuecando el pecho, sin cansar sus lenguas.
Los quiero limpios, tan limpios como el amor que de verdad es una entrega.
Tan limpios como la vida cuando de verdad se pelea.
Tan limpios como la victoria en esta enorme guerra.
Por eso, yo hoy, miro mi mano izquierda y la levanto convertida en un puño, para que esos niños que vengan, tengan otro mundo.
Un mundo donde nos dejemos la piel combatiendo el sistema, venciendo a la bestia.
Un mundo que acaricie definitivamente su calavera.