lunes, 4 de noviembre de 2013

La mala memoria

Imagen de Acción poética tucumana

La mala memoria es un lujo que no podemos permitirnos.
Uno de nuestros ojos debe tener siempre la mirada clavada en el pasado.
A la humanidad de nada le sirve pasar página, de nada le ha servido hasta ahora.
La realidad continúa desangrándose por las mismas heridas de ayer.
El problema reside en saber la verdad y aferrarse a ella.
Descreer las líneas emborronadas por los escribanos del poder.
Porque lo cierto es que sostenemos el presente con héroes  que no lo fueron tanto, con enemigos inventados, con sistemas que depredan.
Sólo conocemos las victorias de quienes ambicionan todo a espaldas de la vida.
Sacar de las tinieblas la dignidad de los hombres y de las mujeres que quedaron en las cunetas de la historia, reconocer su anonimato generoso, poner nombre de bestias a los que hoy adornan calles, canciones, homenajes, sepulturas.
Volver a andar sobre las cenizas de la memoria, desde que estamos en pie, peleando contra la muerte y sus lacayos.
Desde el principio hubo quienes desafiaron el poder pero su recuerdo naufraga en este mar de servidumbres.
La mala memoria nos rinde cuentas, nos hace pagar el peaje inmenso de la indiferencia, de la ignorancia, quizá la clave de que hoy vivamos en esta esclavitud lacerante es que dejamos crucificados en el olvido a los que en verdad fueron libres.

2 comentarios:

  1. Cuando la derecha pregona que la memoria solo sirve para "abrir viejas heridas", asume y reconoce su vínculo con los verdugos.
    Cuando, por efecto de la apertura de esas heridas niegan el ejercicio de la memoria, lo que hacen es proclamar que la víctima no debe señalar jamás a su asesino, pues éste (o sus familiares) podría sentirse... molestos. Pero resulta que el sentimiento de culpa por las acciones propias o la vergüenza que podría ocasionarle a cada cual los actos de sus padres o abuelos (aunque imaginamos muy bien que la vergüenza no tiene nada que ver con esta ralea) es un problema individual, heridas que cada uno ha de curarse en su casa como muy bien pueda.

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    1. Los empeñados en la desmemoria no son mas que cobardes. Gente que no fue herida en lo màs hondo y le resulta algo caprichoso y pueril mirar de frente a los que en verdad sì fueron pasados a cuchilllo por ellos mismos o por sus amigos. Gallinas que fueron y son verdugos.

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