viernes, 28 de febrero de 2014

El estado de biempensar

Viñeta de Kalvellido

Se echan las manos a la cabeza porque ven desmoronarse el estado de bienestar.
Lo hacen políticos e intelectuales, como si de pronto se les hubiese pegado en la piel esta revelación.
Y a mí que ni soy política ni intelectual me asombra verlos inquietos, señalando con su dedo acusador a unos culpables que por supuesto nunca son ellos.
Y es que a mí las frases hechas, voceadas en los artículos y en los parlamentos siempre me dan què pensar.
Sobre todo porque no entiendo a qué se refieren, no comprendo porqué andaban silenciosos ayer y hoy asaltan la realidad con su palabra indignada.
No entiendo estas cegueras voluntarias, estas sorderas apalabradas, estos guiños cínicos.
Digo esto porque cualquiera puede darse cuenta de que desbrozaron el camino del fascismo esos mismos que hoy se enervan.
Meticulosamente favorecieron la descomposición de la conciencia de clase. Y a todo aquel que levantaba el puño lo enviaron a galeras  mientras los biempensantes hacìan globos con su chicle.
Enterraron la memoria tan hondamente que perdieron los mapas donde fueron sepultados los cadáveres.
Miraron con desprecio las banderas, las ideas emancipadoras y sintieron alergia por las luchas que reclamaban pan o patria.
Y así las cosas, paso a paso, año tras año.
Hoy se agarran los pelos, hacen como que estrenan la mirada, levantan la voz para que se les oiga entre los alaridos del hambre y de la rabia, hablan de la república, rememoran a alguno de los torturados, exigen salud, techo, abrigo pero en esencia, mueven mucho los labios pero no apuestan por desenvainar el coraje.
Estos seres tan correctos miran los dedos para no ver la luna:

El estado de bienestar siempre fue una fábula.

Soy

Viñeta de Kalvellido

Yo no soy puta,
ni partera.
No soy sirvienta,
no soy bruja,
ni paloma tierna.
Yo no soy campesina
ni artesana
ni tendera.
No soy madre,
no soy dócil,
ni sumisa
ni monja,
ni cuidadora de la tierra.
No soy cosa,
ni adorno,
ni esclava intramuros,
ni fuera.
Soy una mujer que también piensa .
Más allá de un útero vacío,
más allá de fáciles ternuras,
más allá de sexo bien dispuesto.
Todas y ninguna.

Soy la mitad que la historia borró a golpe de cadenas.

jueves, 27 de febrero de 2014

Me gustarìa

Viñeta de Kalvellido

A mí me gustaría escuchar que se prohíbe la riqueza, que los alimentos, la luz, el agua, el techo, no tendrán precio.
Que la salud, la educación, la cultura serán para todos sin exclusiones.
Que las mujeres tendremos hijos para que sean libres y si decidimos no tenerlos, no lo tendremos sin dar razones ni convencer a nadie.
Que a los viejos se les dignifica devolviéndoles su memoria y a los jóvenes se les muestra el camino de la emancipación dejándoles que piensen y opinen sin mediar adultos que los asedien
Que los países no tengan muros, ni alambradas, y los que deseen estrenar fronteras que lo hagan con ventanas para que entre por ellas el cielo de otras tierras.
Me gustaría que fuera un crimen mentir a los pueblos.
Que fuera un crimen expoliar a los pueblos.
Que fuera crimen masacrar con hambre, látigo o fuego.
Me gustaría mirar a los ojos de la gente y ver que viven sin arrastrar yugos ni cadenas, sin esa servidumbre invisible de las deudas.
Me gustaría que la justicia no estuviese ciega, que las cárceles se llenaran de verdugos, torturadores, ladrones de guantes blancos y conciencias demasiado negras.
Me gustaría que las cárceles se vaciaran de los presos de ideas, de los presos de pan y de desobediencia.
Me gustaría que estos versos tuvieran la suerte de hechizar el presente para hacerlo a mi manera.

Pero son sólo unos versos, unas pocas palabras, unos cuantos sueños escritos en la penumbra de esta barbarie que no cesa.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Yo me quejo

Viñeta de Kalvellido

Sí,
yo me quejo,                                                                                                 
no hay sitio para los poetas,
no nos recuerdan como en otros tiempos
cuando el hambre, el plomo y las cunetas.
Entonces fuimos útiles,
fuimos martillo,
yunque
sable.
Si,
 yo me quejo,
 quiero estar entre las mujeres y los hombres,
quiero  llenar de aire los pulmones del silencio,
quiero que me dejen acariciar a los muertos,
quiero apretar los dientes de mis versos
y abrir su pecho para que la realidad les dispare.
Pero no hay sitio para los poetas,
no hay lugar para canciones,
no hay tiempo para escuchar el eco de nuestros corazones.
Y yo me quejo,
quiero estar a vuestro lado
con estas pocas palabras,
 con esta garganta ardiente
con estos dedos  solitarios.
Sí,
yo me quejo,
sin vosotros

Silvia es nada.

domingo, 23 de febrero de 2014

Estàn aquì

El fascismo con su inmensa lengua de fuego está aquí,
calienta las ideas de frustrados oligarcas,
de nostálgicos,
de piojosos parlanchines,
de ilustres buscavidas sin pudor ni empatía.
El fascismo abrasa patrias, banderas, desobediencias,
para sacar tajada de la agonía
y de sus delicias.
El fascismo se cuela  en la rutina,
en Kiev, en Caracas, en Madrid.
Armado con  escasa ideología
suma odio resta vida,
anhela las razones por las que aquí
los muertos no tienen nombre,
ni tienen sepultura.

 Están aquí,
sapos deformes
con su lengua que envenena
cuerpos, libros, libertades.
Están aquí, otra vez,
una vez más.

Pero no son invencibles.

jueves, 20 de febrero de 2014

El oficio de ser libre

Viñeta de Kalvellido

La libertad de expresión  es una libertad  histérica, sólo existe para unos pocos siervos del sistema
Se engaña quien piense lo contrario.
A lo largo de estos años hemos visto con espanto cómo diversos medios de comunicación se cerraban de un portazo sin que pestañeen los oficiosos de la pluma.
Los sicarios de la información se han frotado las manos, pensando, quizá, que su verdad vale, a las otras verdades mejor coserles la boca.
Esto afecta a todos, el miedo es una larva que se reproduce en todas las gargantas.
 Los que eligen  ser libres para  informar, crear,  pensar, pueden  llegar a sentir que están solos en esta batalla donde lo  primero que se sacrifica son las ideas emancipadas
Por esto y por otras muchas cosas más ando esto días preocupada, porque el rapero Pablo Hassel dentro de muy poco deberá ponerse  delante de una justicia que husmeó las líneas de sus canciones y lo consideró peligroso.

Y claro, yo, que también tengo este oficio de ser libre a contracielo y que cada vez que  en EH, han colocado la mordaza he puesto el grito en el infierno, no puedo hacer como que  no me entero, es obligación mía, nuestra, de todos, salir al paso, para exigir, una vez más, que la libertad no sea sólo esta cosa amorfa delimitada por unos tribunales con cruces gamadas debajo de sus faldas.

martes, 18 de febrero de 2014

Acuèrdate de mì

Viñeta de Kalvellido

Acuérdate de mí,
no sólo en las derrotas,
no sólo.
Acuérdate de mí cuando los pájaros regresen
a anidar cada bandera.
Cuando las profecías de los barbudos
sean certezas,
cuando la palabras viejas sean ciertas.
Acuérdate de mí,
no sólo porque cantamos tiritando,
no sólo porque apretamos la ternura en cada paso,
no sólo porque deshuesamos los gritos
hasta que son tuétano y  calavera.
Acuérdate de mí también las vísperas,
también  cuando zurzas el amor y las caricias,
también cuando bajemos la guardia.
Acuérdate de mí,

no sólo vivo en las lágrimas.

lunes, 17 de febrero de 2014

¡Callaros¡

Viñeta de Kalvellido

Callaros todos para escuchar la muerte.
Callad el corazón que es poca cosa,
callad al viento y al mar,
callad el ruido que espanta los nombres de los muertos.
Callaros todos, romped  los espejos,
anudad las gargantas terribles
que nos dicen que la vida es esto.
Callaros, os digo,
escuchad que en el silencio
se amontonan andrajos, sangre, huesos.
Callaros, joder, callaros,
tanta palabra, tanto cinismo,
tanto puerco
llenando el aire de mierda.
Callaros,
quiero arrancarme este ruido,
este luto callado

 de los acribillados en noches de cárcel y galerna. 

domingo, 16 de febrero de 2014

La cacerìa

Viñeta de Kalvellido

Una de las pestes de este siglo es la ausencia de empatía.
Son apestados los que no se estremecen cuando en la acera de enfrente están los condenados a muerte.
No son idiotas, ni enfermos, están vacíos de humanidad, huecos.
Inútiles para lo humano.
 Estos días podemos escuchar cómo se justifica, sin pudor alguno, la barbarie de Ceuta, no quieren reconocer que los cadáveres eran personas a los que no sólo no se les auxilió, si no que se les disparó a bocajarro mientras intentaban llegar a esta orilla de la vida.
Salieron de cacería, eso es todo.
Sus presas estaban indefensas.
Pudieron dispararlos sin temblarles la mano.
Pudieron rematarlos sin escuchar ni un sólo alarido.
Pudieron regresar a sus casas, besar a sus hijos y dormir tranquilos.
Son bestias, con salario y horario.
Lo peor es que otras bestias más bestias con mayor salario y menor horario dan la orden y brindan por las piezas abatidas.
Esto es fascismo.

Digan lo que digan.

sábado, 15 de febrero de 2014

Te amarè

Viñeta de Kalvellido

Puedo amarte, compañero,
sin ser mitad,
sin ser débil,
sin ser costilla,
sin ser cisne.
Te amaré,
no desde la fecundidad de mi vientre,
no desde la vigilia de las que esperan,
no desde las ataduras que nos impuso la historia.
Te amaré cuerpo a cuerpo,
en horizontes iguales,
en pasiones semejantes.

Te amaré sin cálices ni presagios,
con esta sangre y esta furia,
con este corazón
y este amor  que resiste.
Te amaré, real y sin espejos,
desde mi universo.
Sin ser mitad,
sin ser débil,
sin ser costilla,
sin ser cisne.
Te amaré sencillamente

porque yo también  soy libre.

jueves, 13 de febrero de 2014

Las palabras viejas

Viñeta de Kalvellido

Las palabras viejas, las más denostadas y polvorientas, esas que han sido escondidas en los huecos de la historia, nos dicen la verdad.
Predijeron hace siglos lo que hoy sucedería.
Nos hablaron de esclavitud, de usura.
Nos hablaron de violencia, de falsos sistemas que no cerrarían ni una sola de las heridas.
Expusieron claramente  lo que viene sucediendo: grandes guerras, larguísimas cadenas, mercantilización del ser humano, saqueo sin fronteras.
No eran brujos, ni clarividentes.
No eran místicos, ni pesimistas.
Eran simplemente gentes horribles sin dios y con ideas.
Ahora resulta que los zurdos tiene miedo a nombrarlos: Marx, Lenin, Stalin, Engels, Castro están fuera de sus labios, escupidos de su vocabulario.
 Tienen miedo a la espantada que se produciría si los llaman, entonces se deslizan por los púlpitos con terminología pueril, eufemística.
Y ahí empieza su declive, en la ausencia de coraje para llamar a las cosas por su nombre.
Y se quedan en esa tierra de en medio, entre aplausos y entrevistas, acuerdos, reuniones y soflamas más o menos ilusionantes. Pero se autocensuran, aceptan ese soborno tan íntimo, tan primigenio. Tan lacerante.

La lógica, bastante ilógica de esta poeta que habla me dice que no será entonces el primer soborno que acepten, llegarán otros, a cambio de votos o de lo que sea.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Parturientas

Viñeta de Kalvellido

Para los fascistas, las mujeres somos  herramientas que gestan mano de obra barata.
Objetos vacíos que anidan niños.
Nada más que eso.
Su mirada, la de todos ellos, sobre esta mitad de la humanidad no va más lejos.
 Parteras o parturientas.
Y claro, con esta mirada es normal que legislen lejos de nosotras y contra nosotras.
Ahora les ha dado por tenernos en la mira, imponiéndonos su moral podrida.
Y a mí, esto  que nos retrotrae a tiempos pretéritos me suena raro, como si emanara un tufo apestoso que nos pone a cuatro patas.
Porque en definitiva tratan de secuestrarlo todo.
Tienen secuestrado  nuestro tiempo, nuestros salarios,  nuestro presente,  la paz,  la democracia, las calles, la justicia.
Secuestraron las riquezas, las casas, la salud, las letras.
Y ahora es el turno de los cuerpos.
Es una guerra contra todas las libertades, contra todas las soberanías. La mujer es un territorio más que colonizan.


martes, 11 de febrero de 2014

Lo fàcil y lo dificil

Viñeta de Kalvellido

Debe ser cosa de poetas eso de andar preguntándose a todas horas sobre la maldad y la bondad del ser humano.
Para mí es algo insistente, obsesivo.
Está claro que hay maldades fáciles de descubrir, caudillos, torturadores, políticos de uno y otro costado, esclavizadores, gente de sable y plomo, un sinfín de personas que hacen con sus vidas un oficio siniestro donde no les importa nada, donde el dolor ajeno es irrelevante, donde la culpa desaparece dando paso a los beneficios, donde ríos de sangre y de lágrimas discurren impunes, sin responsabilidades.
Esto es lo fácil,  sus acciones tarde o temprano les delatan.
Lo difícil es desentrañar la maldad en las distancias cortas, en el vecino que saluda simpático, en nuestro hermano, en el señor que nos vende la fruta, en el maestro o en el amante que nos cede su alcoba.
La inquietud surge cuando el vecino de enfrente roba a la vieja discapacitada y demente, cuando nuestro hermano nos golpea y amenaza, cuando el señor que nos vende la fruta difama desde su púlpito a gente decente, cuando el maestro viola a su hija, o el amante saquea nuestro corazón hasta convertirlo en tierra yerma.
Ahí es cuando nos rompemos, cuando miramos en los ojos de esos “otros” tan cercanos y comprobamos que no hay huella de empatía, que nada sienten y nada les importamos.
La bondad es ingenua, no quiere ver que a su alrededor un puñado de perversos le pondrán la zancadilla para que no ande.
Lo fácil, insisto, es señalar a los crueles que con su violencia potente nos convierten en animales, en carne de cañón, en esclavos.

Lo difícil es apartar de nuestro lado a los que con saña, hacen que la vida, en lo cotidiano, se convierta en una guerra donde el enemigo nos besa,  nos folla o nos saluda amable.

lunes, 10 de febrero de 2014

Los dedos

Viñeta de Kalvellido

Veo que la gente tiene muchos amigos, a veces incontables, infinitos, llenan sus casas con ellos, sus agendas, sus correos, sus teléfonos.
Comparten tiempo, libros, ideología.
Van y vienen juntos, de dos en dos, de tres en tres, apelotonados, revueltos.
Algunas amistades crecen en la infancia, otras las van encontrando en la vida, en las cunetas o en las grandes avenidas.
Envidio a esa inmensa mayoría.
Yo tengo pocos, los cuento con mi mano izquierda y me sobran dos dedos.
Y no sé qué hacer para merecerlos.
Para serles útil alguna vez, para devolverles una pizca de lo que me dieron. Para que mi amor por ellos no quede como una palabra errante, volátil, amnésica.
Hoy me siento insignificante, uno de los dedos se duele,  calla, renquea.
Es el dedo corazón.
Se cansa, se preocupa, calla.
 Calla sus noches de vigilia.
Y yo no puedo, con esta amistad, arrancarle de cuajo el dolor.

Y no hay peor cosa que estas noches en vela, esperando que aparezca en mis dedos otra vez la primavera.

domingo, 9 de febrero de 2014

El termòmetro

Viñeta de Kalvellido

Euskal herria ha sido un laboratorio de represión donde se puso a andar la maquinaria que hoy, campa a sus anchas en todo el estado.
A estas alturas, digan lo que digan, las evidencias cantan.
Los presos siguen lejos de sus casas,  políticos, sindicalistas, activistas guardados con siete candados  en la cárcel, las ilegalizaciones continúan y los muertos caen en celdas de impunidad y de venganza.
Nuestras calles son un clamor que no se escucha en el centro.
Hacen oídos sordos no sólo los ejecutores, también aquellos que dicen arrimarse a la izquierda.
Ah, eso sí, si se habla de Palestina o del Sáhara, todos de acuerdo.
Si se habla de Cuba o de Venezuela, también, todos a una, pero Euskal herria no se toca, es el grano molesto que les sale en el culo de su coherencia.
Y así las cosas, arrimándose a lo correcto, los bienintencionados, seguro, recogerán votos pero perderán conciencia.
Por eso, es bueno usar este termómetro para saber hasta donde serán capaces de llegar estos zurdos de nuevo cuño, es decir, si en sus discursos, incluyen denuncias de torturas, encarcelamientos preventivos, represión a manos llenas, yo les creo.

Si pasan de largo con esto, pienso que  son tuertos y yo que no soy nadie, apenas esta poeta pueblerina,  escucho sus cantos de sirena aferrada al mástil de los dolores de mi pueblo, no vaya a ser que me convenzan.

jueves, 6 de febrero de 2014

Agur, Arkaitz

Nos duele allá donde los pueblos arañan su rabia,
su antigua impotencia,
su bandera de amor por cada patria.
Nos duele ahí, en esa gruta de escarnio donde te llevaron,
nos duele, si, nos duele,
 nos duelen tus ojos clavados,
tu tiempo de arena perdido entre rejas,
nos duelen la saña, el terror, las culatas,
los dedos que rubricaron tu viaje por los pasillos
de la impunidad y la venganza.
Nos duele
saberte frío,
saberte lejos.
Nos duele, joder.
Tanto, tanto nos duele,
tantos nos duelen,
tantas, tantas veces nos está doliendo.
Sólo podemos gritar tu nombre,
gritarlo, no en vano,
gritarlo, gritarlo, gritarlo.
Arkaitz, agur.
Agur.

Venceremos.

martes, 4 de febrero de 2014

La esperanza desespera

Viñeta de Kalvellido

Yo nunca he tenido mucha confianza a la palabra esperanza. La utilizo en mis versos  pero me escuece un poco leerla.
No soy pesimista, todo lo contrario, estoy segura de que  los que estamos en el fondo, en lo oscuro,  conseguiremos, tarde o temprano desalojar del poder a quienes nos saquean y nos condenan sin inmutarse a esta vida de violencia.
Sería imposible continuar escribiendo de no tener la certeza de que un lugar mejor está naciendo.
Estoy convencida de esto, pero también sé que el peaje que pagaremos por recorrer eses camino de libertad será muy alto.
Dejará mucha piel en las cunetas porque nada se va a conseguir si no es por la fuerza.
El camino  lo trazó la historia. Con sus errores nos cuenta que si no vamos juntos, no somos nada. Millones de personas no son nada si no ven con claridad el horizonte sin la bestia.
Por eso no me gusta mucho la palabra esperanza, porque tiene en su vientre, otra palabra que es una trampa: esperar.
Y los que esperan no se mueven, no se ponen a andar, simplemente se dejan mecer por el tiempo hasta que todo acaba. Hasta que llega una limosna o la horca.
Ya se empieza a mover la realidad, le crujen los huesos, las ideas.

Ya no puede estarse quieta, démosle conciencias para que no se entretenga con la esperanza inútil de los que  gobiernan.

domingo, 2 de febrero de 2014

Mi pueblo

Viñeta de Kalvellido

Yo vengo de un pueblo pequeño.
Nacida entre gente sencilla, personas que a la madrugada iban al trabajo y regresaban y volvían y regresaban, año tras año, hijo tras hijo.
Casas con las puertas siempre abiertas donde se podía escuchar el crujir de la desesperación.
Vengo de ese pueblo pequeño donde el parque se llamaba “parque del amo”, al río, “río del amo” y donde algunos viejos aún se arrancaban la txapela para saludar al patrón.
De esto no hace tanto, tengo  46 años.
Pero también vengo de un pueblo pequeño que supo plantar cara.
Que se hartó de ceder el paso, de agachar la cabeza, y recuperó la dignidad con una huelga de hambre masiva que marcó nuestra infancia.
De aquellos barros estos lodos, allí, entre los hombres decentemente hambrientos, escuchándoles hablar, cantar, llorar, creo que nació mi conciencia.
Porque no había silencios en aquella lucha callada.
Porque todo eran palabras con sentido, palabras de dolor y de rabia, palabras que fueron semilla en la niñez de una poeta que aún ni sabía que este sería el oficio de su vida.
 La memoria apuntaló mis versos con las voces de aquellos hombres y mujeres tan inmensos.

A ellos, a todos los que no se hincan de rodillas, debo mis poemas sencillos.