miércoles, 14 de mayo de 2014

Esta boca es mìa

Viñeta de Kalvellido

Dicen que no puedo decir que hay muertes que me resultan indiferentes, que si lo digo, no soy solidaria, que apesta mi violencia, que me coloco por escribirlo en ese lugar peligroso y perseguido donde es posible el golpe, el insulto o el presidio.
Dicen que debo cerrar la boca, tragarme la lengua, enjaular las ideas y seguir la vida como si nada.
Pero no puedo.
Dicen también que cualquier cosa que se diga es enaltecimiento del terrorismo, bien si cantas, bien si haces poemas, bien si aúllas a contraviento en este mar de indiferencia o si te expresas tal cual te revienta la rabia.
Dicen todo esto para sitiarnos uno a uno en un coto de silencio, donde el miedo a pensar es la cuerda que nos ahorca.
Dicen todo esto algunos de los que se dedican a escribir o que les gusta que les llamen intelectuales o pensadores o lo que es peor, librepensadores.
Y  lo expresan allá donde pueden, sabiendo que la palabra es su materia prima y que la voz que disiente hoy más que nunca peligra y lo dicen para no desafinar en esta canción tenebrosa que acorrala la palabra, su palabra, nuestra palabra.
En fin,  da vergüenza estos días ver a alguna gente del  oficio temblando al escribir, titubeando al hablar, agachando la cabeza.
Balbuceando mansas proclamas pacíficas, cerrando los ojos,  participando, cómplices, del escarnio al que son sometidos aquellos que sí quieren ser libres.

2 comentarios:

  1. Claro, deberías soltar hipocresías, hacer lo correcto, por mucho que apeste; portarte de etiqueta en este banquete donde la miseria y la farsa son los platos principales.
    Pero si haces eso, si un día te sientas siquiera a esa mesa, tú no serías poeta de la rabia.
    Así que prefiero que les tires por encima la sopera y que se escalden.

    Muy bueno Silvia.

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  2. Agachar la cabeza nunca, Silvia!!! Se te quiere mucho, que lo sepas!!!

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