sábado, 30 de agosto de 2014

Las pedradas

Viñeta de Kalvellido

Hay escritores que se admiran por su coherencia, otros son admirados por su oficio.
Es el caso de Rafael Narbona, a mí el tipo me parece que tiene talento y palabras, a punta pala, como decimos en mi pueblo.
Le sucede, en mi opinión, que estas palabras, las utiliza últimamente para dar pedradas, incomprensibles, aunque argumentadas, delirantes aunque elocuentes, y aunque las disfraza de un pacifismo pueril, muy violentas.
Resulta que reniega ahora de opiniones vertidas no hace tanto tiempo.
De repente da un giro, ahora los abertzales le parecemos monstruos, el Che un asesino, y Cuba casi el infierno.
Da por sentado que celebramos la muerte como si fueran partos y saca de la chistera experiencias personales, incontrastables de los vascos que ha conocido y a los que considera casi bestias. Pero que no hace mucho eran amigos, pero que no hace mucho eran gentes indómitas a las que admirar.
Pienso que este laberinto en el que se ha metido lo ha hecho sabiendo muy bien lo que deseaba conseguir. La mediocridad busca salidas para destacar a  veces muy equivocadas.
Porque querido Rafael Narbona, no somos tan importantes, ni lo eres tú ni lo soy yo, tu opinión sobre nosotros no resta dignidad a este pueblo, ni nos resta deseo de vivir en paz, ni nos detiene en mitad del camino, ni nos ayuda a comprender los errores, ni nos ayuda a reconocer las victorias minúsculas de este largo  proceso en el que está inmerso EH.
Estoy segura de que al otro lado, donde se acomodan los pacíficos y los ciegos  necesitan intelectuales de tu valía. A nosotros, nos traes sin cuidado, tenemos un pueblo aún por construir, aún por cantar, aún por celebrar.
Haz lo que sabes y siéntate a esperar el premio de tus amos. Nos urgen pensadores libres, no gentes dispuestas a virar por vaya a saber usted qué intereses.
Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros,¿te suena?

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