jueves, 27 de noviembre de 2014

La calabaza


Si para algo debe servir la memoria es para recordar no sólo las fosas y sus muertes, también debe conservar agilidad para traer al presente las traiciones.
Porque somos un pueblo asediado por los traidores. Existieron en el pasado muchos  impostores infiltrados en las filas de la libertad que cuando tuvieron ocasión se  arrancaron las máscaras y nos  mostraron  sin pudor sus  calaveras sucias.
Esto nos debe servir para interpretar la actualidad.
Cuando se aprietan las alas, cuando se pone contra las  cuerdas, no sólo la ideología, también, las palabras, los traidores, desandan sus pasos, reniegan, donde dijeron “vuela”, empiezan a decir que no lo entendimos,  empiezan a quemar sus retaguardias, sus frases exultantes de rabia, empiezan a desvestirse y a desollar  a este pueblo  que desespera.
Por eso, creo, al menos yo intento, ser cauta con aquellos que se ponen en primera línea, con aquellos que premeditadamente hacen sus cábalas sobre la victoria, porque corremos el riesgo de que esa victoria ya venga con las alas mutiladas.
Es cierto, necesitamos creer, es urgente.
Pero también es cierto que la traición puede   hacer que  regresemos a nuestras celdas, que dejemos de oír las cadenas y que exhaustos nos dejemos morir mientras nos golpean.
Es lo malo que tiene ser poeta con algo de edad en su memoria, es lo malo de haber leído algunos libros, de haber conocido algunos intelectuales, de haberme sentido traicionada en más de una ocasión, esto me lleva a creer en lo posible, pero también me lleva a estar preparada por si pasa el tiempo y las promesas se hacen ceniza y las palabras se hacen polvo.
Estoy alerta, es simple, puede llegar la medianoche y convertirse en calabaza la carreta que nos lleva a la gloria.

1 comentario:

  1. Enhorabuena por tu clarividencia.Como tu dices, algo tiene que ver con que ya tengamos algo de edad en la memoria.Un abrazo,Silvia

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