sábado, 16 de mayo de 2015

El torturador


El torturador
multiplica dolor y a manos llenas
esparce gritos sobre la celda.

En su salario no sólo pan,
también picana y bañera.
En su curriculum
cadáveres flotando,
cadáveres abrasados,
cadáveres perdidos.

El torturador se duele
del precio de la vida
pero en su horario,
quizá de 9 a 5,
cobra con golpes y saña
su hastío.

El torturador,
es un amable vecino,
un tipo respetable ante sus hijos,
un gentil, un donjuán,
un sensible llorón
pero cuando frente a frente,
se queda a solas con su odio
 la impunidad es la herramienta
 y aplica minucioso
todos los tormentos hasta que
el corazón   no puede más y se atrinchera
en la inconsciencia.

El torturador, después, con las manos limpias,
 va a misa, a jugar al dominó,
o a un concierto de canción protesta.



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