domingo, 23 de abril de 2017

1 de mayo


En 1886, en EEUU, los trabajadores entre otras reivindicaciones, exigían la reducción de la jornada laboral a 8 horas.
Aquella huelga que se inició el 1 de mayo, costó vidas y ahorcamientos pero se consiguió doblegar a quienes entonces pretendían eternizar la explotación.
El mundo entero se apropió desde entonces de esta fecha y la celebramos como un día victorioso.
Pero después de más 100 años casi volvemos a estar como al principio.
Los salarios no sacan de la pobreza a las familias.
Los accidentes laborales dan cifras alarmantes.
La explotación salvaje en talleres, domicilios, comercios está a la orden del día.
Es frecuente ver a camareros, por ejemplo, sirviendo cafés con un pie escayolado, a trabajadores de la construcción currando a escondidas en días festivos, a repartidores de propaganda comprándose ellos mismos el carro con el que arrastran los kilos de publicidad. Nos vamos acostumbrando a este paisaje desolador de gente mal pagada, de horarios extenuantes, de humillación constante, de “o lo tomas o lo dejas” que hay otros esperando.
Mientras pasan los años, los campesinos sin tierra se ahogan en los invernaderos, las emigrantes limpian y cuidan por una limosna que no alcanza, las horas extras remuneradas son cosa del pasado, enfermarse es terrorífico pa quien consigue un contrato, embarazarse es casi un delito, jubilarse es condenar a la miseria a quienes trabajaron toda una vida pobremente.
Esto no cambiará si no es por la fuerza.
El 1 de mayo saldremos a la calle, recordaremos la precariedad, el abuso, esta mierda de laberinto en el que los trabajadores sobre morimos
Pero seguirán arañando nuestra dignidad hasta dejarnos en los huesos.
Es cosa nuestra si les dejamos.


miércoles, 19 de abril de 2017

In memoriam


Ustedes saben cómo se ha manejado el imperio desde siempre.
De todos es conocido lo que hicieron en Guatemala, El Salvador, Chile, Argentina, Nicaragua, Granada, Libia, Irak, Afganistán, Haití... y muchos países que no nombro pero que están presentes con su inventario de destrucción.
La historia democrática de los EEUU y de sus siervos es una historia de intolerancia devastadora con los pueblos del mundo.
Ni su derrota en Vietnam, ni en Cuba ni en Angola han servido de escarmiento para detener la rapiña.
Ahora están en Siria con su potente propaganda mediática, dicen que van a salvarlos de ellos mismos, (por eso los bombardean), quieren darles una democracia igual que la suya, (eufemismo pa decir que desean tragarse su soberanía).
Como si a estas alturas fuéramos a creer que el ejército gringo es una pandilla de monaguillos que sobrevuelan cielos extranjeros pa arrojar agua bendita.
Matan por humanidad, curiosa paradoja que sentencia la vida.
Es lo que dicen y lo repiten sus amigos: Alemania, Francia, Inglaterra, Israel. Expertos en masacres. Diosito los cría, ellos se juntan.
Un bombardeo aquí, otro allá, es un mal menor.
En su delirio irrefrenable, otro país en la mira, otra tierra ambicionada por sus riquezas u odiada por su política emancipadora.
Lo de siempre. Nada nuevo.
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Estos días está en mi recuerdo Pakito Arriarán, de Arrasate,
Fue asesinado en el Salvador en 1984. Combatía como guerrillero del FMLN.
Esto sucedió cuando yo tan sólo tenía 16 años. A aquellas adolescentes de entonces nos impresionó tanto su asesinato, nos impresionó tanto ver a los jóvenes de nuestros pueblos marchar a Nicaragua, a El Salvador, con su internacionalismo a toda prueba que hoy día no renunciamos a identificar al enemigo con exactitud allá donde quiera que lleve su arsenal de guerra.
Excelente lección que aprendimos de aquellos jóvenes que regresaban (o no), escuálidos, curtidos por las dificultades pero más vivos que nunca. 

Lo que quiero decir con esto es que al contrario que en los años 80, las calles están casi vacías, apenas unas conferencias sobre Siria van haciendo un trabajo noble pero insuficiente, la izquierda teme posicionarse y los muertos caen como cae la lluvia en tierra ya regada.
Y dudo mucho que en los barrios o en los pueblos, las adolescentes vean marchar a los jóvenes internacionalistas con sus sueños de soberanía y de justicia a cuestas.


En fin, estas letras van por aquellos jóvenes de entonces y por todos aquellos que hoy, ahora mismo, reconocen el ADN del imperialismo expandiéndose por el mundo. Aunque sean casi imperceptibles sus gritos. ¡Oímos!

lunes, 3 de abril de 2017

Carta a Casandra


Querida Casandra:
Verás, la justicia que finalmente te ha condenado por enaltecimiento de terrorismo es la misma justicia que aquí, en EH, ha cerrado periódicos y radios.
Es la misma que acusó a los músicos de “Soziedad alkohólica” en el 2006, la misma que nos  obliga a no mostrar las fotos de los presos políticos vascos, la misma justicia que ahora, más allá del Ebro y con la excusa de la ley mordaza, persigue chistes, camisetas, canciones, poemas, opiniones.
El mismo tribunal implacable y fascista con el que has tenido que enfrentarte, ha obligado a muchas personas a sentarse en el mismo banquillo en el que te has sentado tú, esa misma justicia ha ordenado ingresos en prisión, ha mirado para otro lado cuando se ha torturado a periodistas, cuando se han detenido a abogadas…
Querida, quiero contarte algo: en el año 2003, nuestro músico Fermín Muguruza recibió el premio de la música a la mejor canción en euskera, sobre el escenario, habló del cierre por orden judicial del periódico Egunkaria, dedicó el premio a los trabajadores de este periódico y a su director, Marcelo Otamendi, detenido y torturado, los que estaban allí, le contestaron con silbidos y pataleos, para ellos la libertad de expresión era otra cosa.
Hoy en el estado español, la izquierda se solidariza contigo, pero entonces, en el 2003, callaban o pataleaban o daban la razón a esta sinrazón, como hicieron los músicos que estaban presentes en la entrega del premio a Muguruza.
La izquierda que se indigna con tu sentencia, es loable, pero llega tarde.
Es valiente, pero sólo en parte.
Me pregunto a esta hora, ¿qué hubiera sucedido si el acoso a la libertad de expresión en EH se hubiera tomado como un ataque verdadero a la libertad de expresión de todos? ¿nos veríamos ahora con una sentencia como la tuya y revisando los twits, por si acaso?
Creo honestamente  que no.
Pero sigamos.